lunes, 21 de mayo de 2007

Festín dominical


Ayer domingo, después de un año, regresé a Amacueca a comer pitayas otra vez, todo con motivo de las fiestas en honor del Santo Niño de Atocha, que visita el lugar anualmente.

Nuevamente me di el lujo de comer hasta el hartazgo esos efímeros y delicados frutos que para mí constituyen una delicia. Por si fuera poco el festín continuó con carne asada y quesadillas bañadas en salsas de molcajete y guacamole, acompañadas de cebollitas asadas… carne tan suave que compite con la arrachera sin serlo (ni necesitarlo) y que cede amablemente al simple tenedor.

Tarde mágica que vino a romper la rutina y el estrés, llena de estampas de devoción y colorido, de paseos tomados de la mano por las calles empedradas, de equipales y árboles frutales mecidos al viento, mientras las horas se deslizaban lentamente por el pasillo de las hamacas.

viernes, 4 de mayo de 2007

De cumpleaños y cosas peores

Estoy por cumplir años, unas horas más y oficialmente seré un año más viejo (¿o más sabio? ¿o más necio?), aunque me da risa ese término: ‘oficialmente’, como si fuera a envejecer un año completo en el primer segundo del sábado… en fin.

Lo bueno es que estoy de vacaciones y la verdad esos pocos minutos más de sueño por la mañana me han sentado de maravilla, tanto que me va a doler en el alma regresar a la rutina acostumbrada.

Por lo pronto y para no pensar en cosas tristes (ja!) mañana hay reunión, la última reunión para festejar mi cumpleaños siendo soltero. El tiempo pasa y la fecha de la boda se acerca cada día más, sin embargo las cosas se han dado como en automático, sin mayor dificultad y eso me agrada.

Claro que de repente me detengo, volteo a mi alrededor y empiezo a ponerme nervioso… pero sin una razón determinada. Tal vez sea el temor al cambio, a esa serie de cambios sutiles que terminarán dándole una vuelta de 360° a mi vida.

En momentos así me aferro a la rutina de lo cotidiano, a los pendientes, a los arreglos y a los trámites, pero sobre todo a esos pequeños espacios que aligeran la vida como los días de pago, las pedas y las reuniones con los amigos.

La fiesta empieza hoy, pues llega un buen amigo desde Toluca y Jessica desde Inglaterra, los demás se dicen listos para echar chela mañana en la noche… y yo ya tengo mi cajita de Picot Plus.