lunes, 21 de mayo de 2007

Festín dominical


Ayer domingo, después de un año, regresé a Amacueca a comer pitayas otra vez, todo con motivo de las fiestas en honor del Santo Niño de Atocha, que visita el lugar anualmente.

Nuevamente me di el lujo de comer hasta el hartazgo esos efímeros y delicados frutos que para mí constituyen una delicia. Por si fuera poco el festín continuó con carne asada y quesadillas bañadas en salsas de molcajete y guacamole, acompañadas de cebollitas asadas… carne tan suave que compite con la arrachera sin serlo (ni necesitarlo) y que cede amablemente al simple tenedor.

Tarde mágica que vino a romper la rutina y el estrés, llena de estampas de devoción y colorido, de paseos tomados de la mano por las calles empedradas, de equipales y árboles frutales mecidos al viento, mientras las horas se deslizaban lentamente por el pasillo de las hamacas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Chale!! qué envidia, pero envidia de la buena, se me antojaron con harto limóm, sal y chilito en polvo... y las cebollitas, las quesadillsa...
:(((((((

la princis hambrienta

Unknown dijo...

cachalote69ten cuidado george!

como dijo sabiamente un tio de la familia mientras rogaba frente al trono... "5 pitayitas en ayunas no es negocio".

Suerte con eso!

saludos

atte:
cachalote