miércoles, 26 de marzo de 2008

Viaje a Bernal

Por fin después de tanto tiempo, aquí les dejo algunas de las fotos que tomé con mi celular durante el viaje que hicimos al pueblo de Bernal, allá en el estado de Querétaro.



Este es el templo que se encuentra en la plaza principal de Tequisquiapan.
Aquí hicimos escala para comer, poco antes de llegar a Bernal.


Esta es la famosa Peña de Bernal, la cuarta más grande del mundo.
El pueblo que se extiende abajo, obvio, se llama Bernal.

A este templo fuimos a misa, después nos fuimos a cenar unas
gorditas IN-SU-PE-RA-BLES. De no mamar, diría Pillo.

Niños jugando en el atrio.




jueves, 20 de marzo de 2008

viernes, 14 de marzo de 2008

Fin de semana al sol

El fin de semana ha comenzado, con la ventaja de ser un fin de semana largo. Un día extra que tenemos que aprovechar (y agradecer) saliendo de la ciudad.

De hecho Martín ya va en camino, echándole candela a la pedaleada, para llegar a tiempo a nuestra cita en la playa. Y es que con su ánimo alborotado y su gusto por las ideas locas o descabelladas, aceptó gustoso la invitación para acampar que le hice, sólo que quiso adelantarse en la bicla y encontrarnos allá.

El resto de nosotros saldremos mañana en la tarde, alrededor de las dos y media, que es la hora programada. Claro que no faltarán las compras de último momento, pero básicamente el plan es ese. Dejaremos de lado las prisas y nos enfocaremos a pasar dos días de lo más rico, tirados en la arena disfrutando de una cerveza fría.




Si Dios quiere y todo sale bien, mañana a estas horas habremos despedido al wero y estaremos disfrutando del inicio de una velada con fogata…




Mentalmente empiezo a repasar la lista de útiles: hielera, vinito tinto, sacacorchos, ostiones ahumados...

Alas de mariposa


La nostalgia de estos días por fin parece amainar. El embate fue duro, más que otras veces, pero por fin entre las nubes se ve uno que otro rayo de luz.

¿Te acuerdas? Hace algunos años, para cuando llegaba este día las ojeras eran más que evidentes después de tantas trasnochadas. Eran días felices y despreocupados, llenos de pequeñas sorpresas y situaciones afortunadas…

Como siempre, la rutina diaria ayudó bastante. Además mi otro yo, ese con el que entablo diálogos internos, fue implacable conmigo. Volvió a recordarme que lo difícil de tomar una decisión era vivir con las consecuencias.

Te imagino ahí, en medio de esa vorágine calculada, rodeada del glamour y de las poses, de los apellidos más conocidos del medio. Con tu sonrisa cálida y un nuevo brillo en los ojos, mientras tu voz encuentra un nuevo eco.

Aún así, los recuerdos brotan envueltos en suspiros. Incluso los siento revolotear en mi interior como minúsculas alas de mariposa que cosquillean por dentro.

Como si mirara en un aleph, en mi cabeza conviven, vertiginosamente y a un tiempo, toda tú y todo yo… tu voz resuena nuevamente… tu calor… tu olor… el brillo de tus ojos.

¿Dejarán de hacerlo algún día?

jueves, 13 de marzo de 2008

¿Tu mascota es un... qué?

No cabe duda que el entorno nos determina en mayor o menor medida. Un pequeño ejemplo de esto es el trabajo fotográfico que Pieter Hugo realizó en Nigeria...







martes, 11 de marzo de 2008

Te juró que me sonrió...


Les presento a la única araña del mundo que te sonríe.
Esta es la foto del día de National Geographic y fue tomada por Darlyne Murawski en la isla de Maui en Hawaii.


lunes, 10 de marzo de 2008

Cine, pescado y cerveza

El viernes por la noche tenía unas ganas enormes, casi desesperadas, de una cerveza helada. Me imaginaba cómodamente sentado, con un cigarro en la mano y una Tijuana Morena en la otra, sintiendo cómo el cansancio de un día pesado se diluía con cada trago… sin embargo ni el Cachalote ni Compish estaban disponibles. Como además no tenía plan alterno (léase invitación para la inauguración de la Muestra*), terminé durmiendo temprano.

El sábado fue diferente, lo disfruté bastante. Y es que desde el miércoles había hecho planes con Madking para irnos a comer al Negro, así que a las 3 de la tarde en punto, Susana, Esmeralda, él y yo, estábamos cómodamente sentados disfrutando del calorcito con una Pacífico a punto de nieve. Los camarones al tamarindo, a la mandarina, al ajo y al patrón fueron acompañados de una plática sabrosa, mientras hacíamos intercambios que nos permitieron probarlos todos.

Más de dos horas después la sobremesa nos exigía un cafecito y un asiento más mullido, así que sin más preámbulo nos dirigimos a la Gran Plaza por uno, donde además pudimos caminar un poco para bajar la comida. Finalmente decidimos, además, entrar al cine donde pudimos ver la película “Lo mejor de mi”, de manufactura ibérica y que formaba parte de las películas del Festival de Cine.

Finalmente esa noche también dormimos temprano, pues al día siguiente saldríamos a carretera y así fue: el domingo agarramos camino hacia Ciudad Guzmán, no sin antes sufrir un retraso inesperado al toparnos de frente con el Medio Maratón de Zapopan, cortesía de nuestras brillantes autoridades viales que no supieron (pudieron o quisieron) desviar el tráfico.

En fin, cuando por fin pudimos cruzar la ruta de los maratonistas después de una hora de espera, empezamos a disfrutar de un día muy agradable y soleado. Para cuando el hambre hizo su aparición hicimos escala en unos taquitos muy sabrosos que están cerca de Zacoalco de Torres, de tortillas recién hechas a mano y donde pudimos saborear, además, un delicioso café de olla.

Yo no conocía la Laguna de Zapotlán, así que no pude dejar de admirar la majestuosidad del paisaje con el nevado de Colima al fondo. Algo digno de una postal, con su espejo de agua y los tonos azules del cielo y de las montañas.





Antiguamente la carretera pasaba por ahí, a media laguna, pero según me contaron hubo varios accidentes que terminaron en el agua, así que terminaron por hacer una desviación. Lo que queda de la antigua carretera permite el paso de los carros y supera con mucho la utilización de un bote para pescar, pues simplemente te estacionas, bajas tus cosas y estás a mitad de la laguna.

Ahí armamos nuestro mini campamento junto al carro: una sombrilla, sillas y el equipo que traíamos, mientras el iPod sonaba en el autoestéreo. En un santiamén teníamos las tres cañas armadas y puestas en su lugar con el cebo, mientras el sol bañaba nuestra piel cubierta de bloqueador. Los libros y las revistas hicieron su aparición junto con la primer cerveza, pero corrimos con tan buena suerte que no tuvimos oportunidad de leer. Los peces empezaron a picar y fue necesario estar sacándolos con cuidado y colocar cebo continuamente.

Sin presumir fuimos la sensación del domingo, pues nadie más estaba sacando nada. En poco más de 2 horas y media logramos pescar 6 ejemplares de buen tamaño, de los que regalamos dos a los vecinos que se acercaron, pues eran demasiados para nosotros.

Cerca de las 4 de la tarde íbamos ya rumbo a Ciudad Guzmán a comer, donde saboreamos unas deliciosas tostadas con una salsa harto picosa y cebollita morada desflemada, que lograron quitarnos el antojo de birria que traíamos (estaba cerrado el localito al que pensábamos llegar).

El regreso fue la parte más pesada del día, pues mientras Susana y Eduardo dormían con el estómago lleno, yo venía cabeceando al volante. Afortunadamente despertaron cuando estábamos cerca de Acatlán y el sueño se me espantó un poco, aunque fue entonces que nos topamos con las filas interminables de autos que regresaban a Guadalajara. Siempre en el trecho previo a la desviación a Tlajomulco.

Todavía llegué a destripar los dos pescados que me tocaron, que resultaron ser hembras y estar llenas de cientos de minúsculos huevecillos. Todavía me falta, por cierto, conseguir una buena receta para prepararlos en caldito… ¿alguien gusta?



(*) Ahora Festival de Cine Internacional en Guadalajara.

> Próximamente las fotos

miércoles, 5 de marzo de 2008

Momentos








Hay veces que la nostalgia permea mis suspiros, y el mundo se encarga de hacerme recordar.

Es entonces que dentro de mi llueve suavemente...

martes, 4 de marzo de 2008

Fin de semana con olor a bosque

El fin de semana nos fuimos a Mazamitla. La idea original era viajar el sábado muy temprano para aprovechar todo el día allá, sin embargo fuimos saliendo de Guadalajara casi a las 3 de la tarde por cuestiones de la chamba. Ni siquiera habíamos comido, así que hicimos una escala técnica en un SubWay para comprar algo para el camino.

Llegamos allá como a las 5.30 pm. sin contratiempos, aunque nos tocó ver un auto volteado muy cerca de la entrada a Concepción de Buenos Aires. No supimos muy bien qué había pasado, pues había gente alrededor del auto y una patrulla de vialidad, pero no se veía a nadie herido. Tan sólo caras de resignación.

En la cabaña ya nos esperaba la familia de Susana. Niños y adultos habían llegado desde temprano y nuestro arrivo coincidió con la comida, consistente en carne asada, quesadillas, y algunas cervezas heladas.

El resto de la tarde transcurrió entre piñatas para los más pequeños, películas junto a la chimenea y más cervezas en la terraza mientras disfrutábamos de un buen cigarro.

La noche se pasó en un santiamén, pues amaneció mucho antes de lo que me hubiera gustado. Lo bueno es que tengo una concuña madrugadora y que cocina delicioso, así que mientras yo terminaba de abrir los ojos y estirarme, los olores del desayuno ya llenaban la cabaña.

Huevos revueltos con chorizo, frijolitos y jugo fresco de manzana satisfacieron tanto mi paladar como mi apetito. Por postre tuvimos rebanadas del pastel de cumpleaños (nota: volver a comprar pastel de chocolate alemán, ¡mmmh!) de Tomás, el novio de mi cuñada.

El sol de mediodía nos encontró en la plaza del pueblo, donde después de dar algunas vueltas entre los puestos, las tiendas y el mercado, finalmente compramos las cosas para la comida. Yo compré algo de queso fresco, crema y algunos panes dulces recién hechos.

La comida, sencilla pero muy rica, consistió en hamburguesas hawaianas con, obviamente, más cervezas frías. Una hora y un cigarro después nos encontrábamos recogiendo todo para el regreso, que fue mucho más lento, pues esta vez la carretera estaba llena.

Cuando de plano íbamos a vuelta de rueda fue poco antes de llegar a la desviación hacia Tlajomulco. Reloj en mano, hicimos una hora justa desde ahí hasta López Mateos y Justo Sierra, donde finalmente dimos vuelta para ir a misa de 8 pm. al templo que está ahí a una cuadra.

Cuando finalmente llegamos al depa, lo único que quería era que fuera sábado otra vez para poder levantarme tarde al día siguiente... gajes del oficio.

lunes, 3 de marzo de 2008