Caos vehicular

Definitivamente lo único bueno de trabajar durante Semana Santa fue que la ciudad estaba prácticamente desierta, o al menos lo estaba temprano por la mañana. Esos días llegué a realizar el trayecto al trabajo en menos de 10 minutos y con un semáforo en rojo incluído.

Hoy fue el colmo, tardé más de 35 minutos en llegar por el tráfico tan intenso. De hecho me tocaron 6 semáforos en rojo tan sólo de 16 de septiembre hasta el Teatro Degollado viniendo por Av. Hidalgo... literalmente estaba al borde de la histeria, sobre todo por la llegada tarde al trabajo.

Para colmo el estacionamiento junto al Teatro Degollado, donde suelo dejar mi carro, estaba cerrado. De hecho también lo estaba el que se encuentra debajo de la Plaza de la Liberación, así que ya se imaginarán cómo estaba el embotellamiento.

De ahí tuve que dar varias vueltas hasta encontrar lugar en un estacionamiento pequeñito a unas cuadras de distancia, pero finalmente logré sobrevivir.

Definitivamente nuestra ciudad necesita proyectos viales a largo plazo promovidos por gente con visión a futuro. Desafortunadamente la última obra con esas características se realizó a principios de los años 70, cuando se construyó Lázaro Cárdenas.

Hoy tal vez la solución no sea darle (¿más?) prioridad al automóvil sino privilegiar el uso de un transporte público limpio, seguro y eficaz. Actualmente hay algunos proyectos surgidos de la iniciativa comunitaria, como un Metro para Guadalajara, ojalá nuestros gobernantes se den el tiempo de escuchar las necesidades y propuestas de la sociedad civil.

Mientras tanto seguiremos batallando con el tráfico cada vez más. Eso me hace recordar que un periódico local publicó, hace tiempo ya, que diariamente se añadían a la circulación 46 autos nuevos... ¿se imaginan?