jueves, 7 de septiembre de 2006

Porque el mundo no sería lo mismo sin cerveza...


Ayer en la tarde, como a eso de las 6 y después de estar todo el día en el trabajo, fui a comer con un compañero, cuando finalmente estuvimos sentados frente a nuestra respectiva torta ahogada y nuestras chabelas de oscura bien heladas, no pude mas que agradecer tal bendición.

Poco a poco la plática fue fluyendo mientras nuestras gargantas agradecían los tragos del helado elíxir y la lluvia caía afuera, ajena a nosotros. Hacía mucho que no me comía una torta de “El Güerito”, desde aquella vez que fui con Roberto Villalobos y salimos de noche, después de más de 12 chabelas y dos tortas cada uno, bien entonados y felices de la vida.

En aquella ocasión hice la reflexión de que al primer trago de cerveza helada, el mundo empieza a bajar la velocidad, las preocupaciones del trabajo se van disolviendo y todo deja de tener importancia.

Esta vez no consumimos tanto, nos limitamos a una chabela y una torta cada quien, sin embargo, el primer trago de cerveza tuvo el mismo efecto para mí y me puso de buen humor…

¡Dios bendiga la cerveza!

No hay comentarios.: