La había guardado por seis años. Hacía su aparición de tiempo en tiempo, a veces en mi casa, a veces en el trabajo. Siempre dispuesta para permitirme disfrutar de mi café, aunque también me ofreció algún té y hasta chocolate caliente.
Hoy la rompió mi compañera de trabajo al tratar de acomodar los pocos trastes que tenemos en la oficina… En un momento, como una pequeña avalancha, vinieron a mí todos los recuerdos asociados a esa pequeña taza.
Como aquel día que la mandé pedir junto con mis compañeros de Tv Azteca, apuntando nuestros nombres en un papelito para que nos los grabaran en ellas. Rostros y sonrisas aparecieron en mi memoria: Brenda, Martha Lemus, Lolo, Nadia Chávez, Poncho Márquez y muchos otros de cuyos nombres soy incapaz de recordar.
Su color y un acabado bonito me hicieron un feliz propietario y al mismo tiempo miembro oficial del equipo de Noticias, distinguidos por poseer tazas iguales.
Después, recordé la primera vez que salió a relucir cuando trabajaba en Mural, así como la curiosidad que despertaba cuando la veían.
Varios años ya, varios cambios de trabajo y había sobrevivido, sin despostillarse siquiera, aún cuando fueron muchas manos las que la lavaron durante este tiempo.
Creo que nunca le había tomado fotos antes, pero aquí están éstas como un pequeño homenaje a mi taza.
Hoy la rompió mi compañera de trabajo al tratar de acomodar los pocos trastes que tenemos en la oficina… En un momento, como una pequeña avalancha, vinieron a mí todos los recuerdos asociados a esa pequeña taza.
Como aquel día que la mandé pedir junto con mis compañeros de Tv Azteca, apuntando nuestros nombres en un papelito para que nos los grabaran en ellas. Rostros y sonrisas aparecieron en mi memoria: Brenda, Martha Lemus, Lolo, Nadia Chávez, Poncho Márquez y muchos otros de cuyos nombres soy incapaz de recordar.
Su color y un acabado bonito me hicieron un feliz propietario y al mismo tiempo miembro oficial del equipo de Noticias, distinguidos por poseer tazas iguales.
Después, recordé la primera vez que salió a relucir cuando trabajaba en Mural, así como la curiosidad que despertaba cuando la veían.
Varios años ya, varios cambios de trabajo y había sobrevivido, sin despostillarse siquiera, aún cuando fueron muchas manos las que la lavaron durante este tiempo.
Creo que nunca le había tomado fotos antes, pero aquí están éstas como un pequeño homenaje a mi taza.
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