El primero, la gran cantidad de alcohol ingerido, pues la sana convivencia se extendió más allá de las 2 de la mañana con el consabido consumo proporcional al tiempo invertido. Segundo, la falta de condición etílica pues hacía mucho que no tomaba tanta cerveza y, Tercero, a la pérdida de aquella maravillosa facultad de amanecer fresco como lechuga después de una peda, sin molestias aunque con algo de sed. Por eso mismo en las últimas fiestas y reuniones sólo he tomado vodka tonic, tratando de alguna manera de evitar la deshidratación de la cerveza.
En fin, amanecí mejor después de una noche de insomnio y calor, y eso que tuve que levantarme temprano para volver a la Cruz Verde “Delgadillo Araujo” a recoger los resultados de los exámenes prenupciales. Hoy puedo decir orgullosamente que no tengo VIH ni ninguna enfermedad de la cual preocuparme.
Lo mejor de todo es que después de haber pasado más de una hora haciendo antesala para ser recibidos por la doctora en turno, rodeados de personas con diferentes caras de dolor y cansancio, Susana y yo pudimos disfrutar de un rico desayuno en el Chai que nos supo maravillosamente después de tanto ayuno obligado.
Y finalmente estoy frente a mi computadora, de regreso en esta oficina, con una sonrisa de satisfacción en el rostro y dispuesto a enfrentar las últimas horas de trabajo con la barriga llena y el corazón contento.
FRIJOLES Y CHILAQUILES ROJOS QUE ME DESAYUNÉ
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