Hubo gente que buscó la salida en cuanto se apagaron las luces, aunque el grupo regresó dos veces a tocar. Quién sabe dónde irían cuando se dieron cuenta de su error. Para cuando finalmente se encendieron las luces del estadio yo permanecí en mi lugar frente al escenario, ansioso de más e incrédulo de que todo hubiera terminado… Poco a poco la gente a mi alrededor empezó a moverse rumbo a la salida, ilusamente, porque se formó un cuello de botella que dificultó el avance.
Lo bueno es que el buen humor no decayó para nada, y aunque estábamos tan apretados como en una lata de sardinas y avanzábamos penosamente dando pasitos, se pudo escuchar el coro de “Desde el cielo una hermosa mañana… la Guadalupana… la Guadalupana” y las risas generales.
miércoles, 14 de noviembre de 2007
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1 comentario:
Jaaaaaaaaaa.....que buena puntada..la banda es la onda 8sometimes eh)
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