lunes, 18 de febrero de 2008

Primavera

Nuevamente se canceló la acampada. Ya había varios apuntados pero como no habíamos terminado de decidir a cuál presa o laguna íbamos a ir a pescar, finalmente la banda se desanimó. Para colmo el buen Daniel amaneció bastante crudo el sábado y también se dio de baja, hasta para el plan emergente.

Total que de entre las opciones que manejamos Hugo y yo durante toda la mañana del sábado, finalmente escogimos el bosque de la Primavera para ir a comer carne asada. Con lo que no contábamos era que el tiempo se nos iba a echar encima, pues yo terminé de trabajar pasadas las dos de la tarde, además de que tuve que sortear el tráfico para ir por Susan y las cosas hasta el depa. Hugo tampoco las tuvo todas consigo, pues tuvo que recoger a Caroline y a Martín a sus casas. A esa hora decidimos que tampoco haríamos carne asada.

Finalmente, con un hambre atroz acentuada por el calor y la sed, llegamos Susana y yo hasta el 7 Eleven de Vallarta y Av. Aviación, donde ya nos estaban esperando. Llenamos la hielera de cerveza y compramos algo de botana, sin olvidar los cigarros, y nos dispusimos a conseguir algo rico de comer.

Hugo quería tortas ahogadas, pero como que no a todos se nos antojaban. Así que yo terminé comiendo unos tacos de-li-cio-sos de carne adobada, bistec y chorizo que nos recomendaron en una de las gasolineras que estaban de camino, y curiosamente, a un lado había un puesto de carnitas y de tortas donde Hugo pudo satisfacer su antojo.

Lo malo fue que para cuando llegamos al bosque y después hasta el río de agua caliente, ya era muy tarde. Para colmo no nos gustó el lugar, Martín había dicho que estaba bonito, pero hacía años que no iba: estaba lleno de basura, de niños y de familias que, con todo y camisetas, estaban dentro del agua. Ni siquiera teníamos un lugar dónde sentarnos cómodamente, así que el desánimo se hizo general.

Cuando finalmente ya estábamos de regreso en los carros, 15 minutos después de habernos estacionado, casi milagrosamente nos encontramos a Marcel, quien muy sonriente, nos indicó desde su auto que más adelante estaba un lugar mejor.

Y sí. Unos 600 metros más adelante nos encontramos con una zona despejada donde nos estacionamos y descargamos nuevamente las cosas. Momentos después estábamos cómodamente instalados bajo unos árboles con cerveza en mano y muy cerca del río, limpio y solo, para nosotros.

Hugo, Caroline, Martín, Marcel y Susana le entraron con singular alegría a las tortas y tacos dorados, para después irnos todos caminando descalzos por el río, mientras nos tomábamos fotos y admirábamos la belleza del paisaje en un día maravillosamente soleado.

Más tarde, para cuando el sol se ocultó, regresamos al 'campamento' dispuestos a terminar con las cervezas que quedaban. La plática se hizo cada vez más animada y no tardó en hacer su aparición el acordeón de Marcel que le dio un toque muy especial a la velada.

Risas, chistes, canciones improvisadas y más cervezas. La luna se levantó en el cielo y nos bañó con su luz, mientras la temperatura bajaba poco a poco. Como habíamos decidido no acampar, las cobijas, sleepings y casas de campaña se habían quedado en la ciudad, sin embargo nuestro buen ambiente nos hizo quedarnos.

Cuando el frío ya era demasiado, todos nos acostamos en bola en el colchón inflable. Ahí fue cuando la idea de una fogata nos pareció descabellada (por la falta de leña) y maravillosa a la vez. Hugo, Martín y yo nos pusimos a buscar en los alrededores, hasta que finalmente tuvimos lo suficiente para encender un buen fuego.

Tocó el turno a las historias de miedo, mientras hacíamos círculo alrededor de la fogata. La cámara mientras tanto seguía capturando momentos y juegos de luz. Verdadero susto nos llevamos cuando algunos caballos, imposible contarlos en la oscuridad, galoparon hacia nosotros. Afortunadamente la fogata hizo que dieran la vuelta y se alejaran de nosotros mucho antes de que nosotros supiéramos para dónde hacernos.

Para cuando el cansancio del día se hizo presente y las cervezas se acabaron, ya era la una de la mañana. Poco a poco y en caravana retornamos a la ciudad, satisfechos después de una agradable e improvisada velada.

2 comentarios:

antonio ángel dijo...

muy bueno lo que dices y piensas ytus fotos,...."frases célebres".....Tu blog me ha gustado mucho. Enhorabuena!!!
Un saludo cordial

Pillo dijo...

ahhh wow..que hermosa noche..que padre que de una idea q no se concretó salió otra mejor...