Adicto...

“Pruébame y verás que todos somos adictos…” cantaba Cerati en una de las canciones de Soda Stereo. Quien ha probado el sexo seguirá deseando un poco más.

Yo particularmente lo disfruto bastante y hasta ahora no conozco a nadie que no. Claro que todos pasamos por una etapa de aprendizaje y degustación, de ensayo y error, pero en la mayoría de los casos el gusto se impone.

Será también que hay millones de maneras de practicarlo, tantas como personas existen en el mundo. Algunas con mejor técnica que otras, otras con más ímpetu que el resto pero siempre buscando la forma más placentera.

Nunca me cansaré de él, pero también disfruto enormidades el sexo oral, no sólo el propio sino el de poder degustar a mi compañera.

Esa emoción que me invade mientras el brillo de sus ojos se acentúa. Ese leve temblor que recorre su cuerpo mientras desciendo despacio por ella, olfateando, besando, acariciando y apretando, para de pronto encontrarme en el vórtice de sus sensaciones… y de mis anhelos.

El aroma sutil, delicado y embriagador, a humedades y texturas tan diferentes a mí. De labios que se entreabren para recibir mi cálido beso…

La mirada atenta anticipa sabores y suavidades mientras mi lengua intrépida descubre sensibilidades y ritmos.

Suavidad y calidez a mi alrededor mientras sus piernas me abrazan. Jadeos y suspiros que anticipan terremotos corporales, mientras su divino elíxir escurre e invade mis sentidos…

Delicado triunfo que sacude intimidades con la fuerza de un huracán. Sonrisas desmayadas que premian el esfuerzo de un prolongado beso…