miércoles, 30 de julio de 2008

Cabellera

Cuando era niño no solía preocuparme por mi cabello, ni de su apariencia ni de lo largo que lo pudiera traer, básicamente era mi madre la que se encargaba de peinarme y de llevarme con el peluquero. Como resultado de sus amorosos cuidados por ahí existe un anuario escolar donde aparezco con melena y el cabello recortado justo arriba de los ojos... ¡háganme favor!

Con el paso de los años mi padre fue el que se encargó del aspecto de mi cabellera y gracias a él, empecé a utilizar el cabello corto que con el tiempo se hizo costumbre. Incluso alguna vez llegó a cortarme él mismo el cabello, cosa que aborrecía sobremanera y que trataba, inútilmente, de evitar. No que lo cortara mal... bueno, admito que las primeras veces llegué a ir trasquilado a la escuela, pero estaba demasiado chico como para darle mucha importancia al asunto.




Pero bueno, no me gustaba. Y es que si uno va a la estética tratan de que esté uno lo más cómodo posible. Encuentras revistas, tienen música agradable o incluso algún canal de cable. Obviamente al cortarte el cabello tratan de molestarte lo menos posible, de no echarte agua en los ojos o de que al enjuagarte el agua esté tibia...

Con mi padre era diferente, nosotros (mi hermano y yo) éramos los que nos teníamos que adaptar a su falta de práctica o acomodarnos en algún ángulo extraño para que él pudiera trabajar cómodamente. En fin, no puedo dejar de agradecerle sus esfuerzos para que nos viéramos pulcros. Además, como les decía, se nos hizo costumbre traer el pelo corto.

Ahora, con algunos años más y menos pelo que recortar, soy yo mismo el que me encargo de que esté del tamaño adecuado. Me compré mi maquinita y tengo mucho tiempo que no visito alguna estética. Ya tengo práctica, ya ni siquiera necesito preguntarme cómo lo quiero... jajaja.

En fin, fiel a mi frase "cuanto menos pelo, más corto" me doy mi despuntada cada semana. Además soy bastante generoso con las propinas...


2 comentarios:

Cachalote dijo...

Hay muy pocas cosas que disfruto más que raparme frente al espejo... es una sensación edonista guerreril que me da una satisfacción extraña... y no se diga rasurarme el coco... aún más warrior.

En cuanto al peluquero Doppler, pues totalmente recomendado, a mi me dió un corte gratis cuando perdí mi pelea contra el santo. JAJA

Saludos!

Leticia Cortés dijo...

es más chido y más práctico el cabello corto, aunque extraño mi melena de leona