Demasiadas ideas en mi cabeza.
Días de cambios a mi alrededor, cambios en mi trabajo, en mi dinámica familiar y en mi relación con Susana.
El amor como único bastión cae abatido con la metralla de la duda, en la guerra contra la incredulidad y el cinismo.
“No seas patético” - increpaba al diablito el sábado pasado cuando manifestaba nostalgia frente a un vaso de cerveza. Hoy mi otro yo me increpa con el mismo tono y me aleja de la melancolía.
Ante las posibilidades, ante los cambios fuera de mi control lo único que puedo intentar manejar son mis reacciones, mi estado de ánimo.
Me descubrí hace unos días muy alejado de aquel Jorge que me gustaba ser. Me descubrí más gordo y calvo, sin ese brillo en los ojos que tenía hace años cuando miraba al mundo y veía todo lo que podía lograr. Sumido en una rutina de vida simple y llana. Con una dinámica familiar alterada, minada por la falta de comunicación y en una relación sentimental donde poco a poco mis certezas caen abatidas ante la inexorable rudeza de la realidad.
Anhelo la libertad de reconstruirme cada día, de reinventarme. De sonreír y de maravillarme, de disfrutar cada momento como si fuera la primera vez.
Quiero brincar de la cama con ganas de comerme al mundo, no de levantarme y ver el mismo rostro cansado en el espejo…
Es tiempo de cambios, sí. Pero también es tiempo de decisiones. Es tiempo de volver a soñar y de reencontrar esa ilusión por vivir, por obtener más de lo que la vida ofrece por sí sola.
Es tiempo de reencontrarme.
jueves, 8 de marzo de 2007
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2 comentarios:
a eso yo lo llamo crecer en vida y replantearse todo, los sentimientos, lo que uno hace día con día, si el trabajo de hoy me llena o no, lo mejor de todo es que te pase y eso te encaminará a ser muy feliz, un abrazo
Tienes razón Tona, retos que la vida nos presenta para crecer y superarnos.
Gracias por el comentario...
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