El día se estira lentamente. El sol, paso a paso, se levanta en el firmamento. Su andar incansable lo convierte en el viajero por excelencia y pronto, cuando caiga la noche, su presencia estará más allá de nuestro horizonte.
Eterno juego de luces y sombras que trae promesas y descanso en cada oportunidad.
lunes, 8 de octubre de 2007
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