Gripa. Lagrimeo, escurrimiento nasal y tos... Los síntomas regresaron después de haber casi desaparecido.
Definitivamente la preposada del sábado terminó por darme en la torre, y es que estuvimos a la intemperie y tomando cosas frías. En fin, tengo la nariz roja e irritada por estarme sonando constantemente y los labios resecos.
Hoy fue un día muy lento, casi desesperante. La mañana en el trabajo transcurrió a cuenta gotas y sin nada qué hacer después de la síntesis informativa. Tenía ganas de salirme e irme a mi casa a descansar.
Al salir de trabajar, y de camino a Telcel donde dejé el celular de Susana para revisión, me comí unos dogos de Meño, ahí cerca de la Minerva. Hacía mucho que no iba, creo que más de un año.
Hace rato pude hablar con Susana, después de haber insistido un buen rato en el celular que no siempre tiene a la mano. Está bien, tuvo un día tranquilo y ya compró despensa para preparar comida ahí en su departamento.
Sin embargo no quedé satisfecho. Mis repentinos ataques de tos y tener los oídos tapados no me permitió escucharla bien ni decirle que la extraño. Fue una llamada muy impersonal, de esas en las que intercambias la información básica y listo.
Me duele la cabeza. No traigo tan buen humor y ya me está dando hambre.
Creo que por hoy haré lo mismo que Fox: cerrar el changarro.
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