La magia de la luz negra hizo que los objetos cobraran vida en el escenario para que bailaran, volaran e interactuaran con los diferentes personajes. Risas infantiles y exclamaciones de ternura llenaron la sala mientras en el escenario se veía un par de pantalones que se batían a duelo, o un caballo, hecho de un mantel, se comía el sombrero de su dueño.
Un mundo fantástico con 45 años de historia y que a través de nueve escenas diferentes echaron a volar la imaginación del público presente.
Jirí Srnec, creador del Teatro Negro de Praga
1 comentario:
Hace como 6 años llevé a la peque a ver "Alicia en el país de las maravillas" precisamente con el teatro negro de praga.
AL final lo disfruté mucho más yo que ella... que chido que lo viste!
Un saludo
atte:
Cachalote
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