Haciéndola de tos

Hoy regresé a trabajar. Últimamente mis defensas han chafeado feo y por lo tanto mi salud también.

En esta ocasión la tos y la gripa no me han dejado en paz, bueno, más bien la tos porque la gripa logré superarla. Lo malo es que los ataques de tos fueron fuertes y continuos y las noches fueron un verdadero infierno, sudando a mares por aquello de que no me podía destapar.

Creo que la cena en casa de Alex Enríquez y la fiesta de bienvenida de Giovanni el viernes por la noche influyeron bastante. Eso sí, lo cenado y lo bailado nadie me lo quita. Eran las 6 y media de la mañana cuando apenas íbamos regresando al departamento.

Al día siguiente: jarabe en cápsulas, tés calientes, pastillas de vitamina C, aplicaciones de pomada en el pecho y espalda, y un largo etcétera que nomás no me ayudaba a sentirme mejor.

Total, ayer de plano me recetaron unas nefastas pero efectivísimas inyecciones que hicieron que hoy amaneciera mejor. Eso sí, el que ayer y hoy se registraran las temperaturas más bajas del año tampoco me ayudó. Hoy de plano, y a falta de bufanda, tuve que envolverme la cabeza y cuello con una sudadera al salir del departamento.

Ya aquí, en el trabajo, sólo me toca batallar con el calor, pues aunque me quité la chamarra todavía traigo un chaleco puesto. Por lo pronto ya me tomé un litro de jugo de naranja y sigo tomando mucha agua por prescripción médica. Me pusieron una inyección por la mañana y me toca otra por la noche. Mi bolsita de medicina está junto a mi computadora y tengo que tomarme el jarabe y mis pastillas cada 6 horas.

Por lo menos espero que la llegada oficial del invierno no me tome por sorpresa y para ese entonces contar con una salud a prueba de cualquier cosa. Sobre todo que para el 02 de noviembre andaremos de campamento en un Eco Park (léase a la intemperie) por allá cerca de Tapalpa. Total, ya nada más me faltan 4 inyecciones más…