Hoy fue un día pesado en el trabajo, tanto que salí tarde y con dolor de cabeza. Para colmo en la mañana, al vestirme, dejé mi cartera y mi dinero en el otro pantalón. Claro que no me di cuenta sino hasta que metí el carro al estacionamiento. Afortunadamente un compañero me invitó el desayuno.
Incluso cuando salí de trabajar traía dolor de cabeza, tanto que decidí fumarme un cigarro mientras conducía. Y es que afortunadamente no suelo fumar mas que en reuniones y fiestas o cuando salgo a echarme una cerveza. El caso es que siempre fumo cuando estoy tranquilo y disfrutando de un buen momento de descanso, por eso me alivianó bastante.
De hecho nunca fumo entre semana. El último me lo fumé el domingo mientras festejábamos el cumpleaños de mi hermano en casa de mi madre. Fue un festejo pequeño, con muy pocos invitados, algunos de Televisa y otros de Telcel, pero nos la pasamos muy bien. Mi madre preparó sus famosos tacos queretanos que fueron un éxito rotundo entre los comensales, tanto que nadie pudo dejar de pedir más.
Y es que la idea era chiquear a Michel, pues le encantan esos tacos. Así que mi madre y Nancy, mi hermana, se afanaron en la cocina ayudadas por Susana y por mí. Los tacos en sí son muy sencillos de hacer, pero son entretenidos.
Básicamente son tacos dorados (doblados no enrollados) de barbacoa de borrego, de esa que se prepara con pencas de maguey en un hoyo en la tierra. Después se les agrega lechuga picada, papitas y zanahorias cortadas en cuadritos (cocidas y sofritas), rábanos en rebanadas, queso adobera desmenuzado y, lo más importante, una salsa de molcajete hecha de chiles asados y jitomate con un poquito de ajo para darle sabor. El chiste es que acompañados de una cerveza helada son la onda, nada más no le digan a mi madre que les di la receta… jejeje.
La tarde transcurrió entre pláticas, chistes, música y juegos de baraja, aunque al final el jefe de mi hermano nos puso a cantar mientras él tocaba la guitarra. Claro que durante toda la tarde me di mis escapadas para fumar de vez en cuando.
Y es que siempre que tengo una cerveza en la mano o un café, se me antoja mucho un cigarro. Ha habido noches en que, ayudado eso sí, una cajetilla nueva termina por desaparecer al final de la reunión. Afortunadamente puedo pasar dos o tres semanas sin sentir la necesidad de la nicotina. Soy fumador social, pues.
Mis mejores vibras hasta el sur, para que la nubecilla negra se disipe pronto del horizonte, trayendo nuevos bríos y días luminosos. Un abrazo.
Incluso cuando salí de trabajar traía dolor de cabeza, tanto que decidí fumarme un cigarro mientras conducía. Y es que afortunadamente no suelo fumar mas que en reuniones y fiestas o cuando salgo a echarme una cerveza. El caso es que siempre fumo cuando estoy tranquilo y disfrutando de un buen momento de descanso, por eso me alivianó bastante.
De hecho nunca fumo entre semana. El último me lo fumé el domingo mientras festejábamos el cumpleaños de mi hermano en casa de mi madre. Fue un festejo pequeño, con muy pocos invitados, algunos de Televisa y otros de Telcel, pero nos la pasamos muy bien. Mi madre preparó sus famosos tacos queretanos que fueron un éxito rotundo entre los comensales, tanto que nadie pudo dejar de pedir más.
Y es que la idea era chiquear a Michel, pues le encantan esos tacos. Así que mi madre y Nancy, mi hermana, se afanaron en la cocina ayudadas por Susana y por mí. Los tacos en sí son muy sencillos de hacer, pero son entretenidos.
Básicamente son tacos dorados (doblados no enrollados) de barbacoa de borrego, de esa que se prepara con pencas de maguey en un hoyo en la tierra. Después se les agrega lechuga picada, papitas y zanahorias cortadas en cuadritos (cocidas y sofritas), rábanos en rebanadas, queso adobera desmenuzado y, lo más importante, una salsa de molcajete hecha de chiles asados y jitomate con un poquito de ajo para darle sabor. El chiste es que acompañados de una cerveza helada son la onda, nada más no le digan a mi madre que les di la receta… jejeje.
La tarde transcurrió entre pláticas, chistes, música y juegos de baraja, aunque al final el jefe de mi hermano nos puso a cantar mientras él tocaba la guitarra. Claro que durante toda la tarde me di mis escapadas para fumar de vez en cuando.
Y es que siempre que tengo una cerveza en la mano o un café, se me antoja mucho un cigarro. Ha habido noches en que, ayudado eso sí, una cajetilla nueva termina por desaparecer al final de la reunión. Afortunadamente puedo pasar dos o tres semanas sin sentir la necesidad de la nicotina. Soy fumador social, pues.
Mis mejores vibras hasta el sur, para que la nubecilla negra se disipe pronto del horizonte, trayendo nuevos bríos y días luminosos. Un abrazo.
3 comentarios:
Bocanada, caladita, fumadita como le digas a mi eso de tragar humo me va, me gusta y harto, y con un drink en la mano o un Chai que más puede pedir uno en la vida....de Igor y con el animo a 2cm del piso te vine a dejar un abrazote así bien grandote y otro besote igual de grande. Haz la tareaaaaaaa muero de curiosidad de saber tus amores en la literatura......
Gracias por el apoyo carnal... espero verte pronto!
ojalá yo tuviera algún compañero que me invitara el desayuno, si que eres afortunado
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