Pillo me dejó tarea, y después de leer su excelente
post me puse a pensar sobre las cosas que amo de Guadalajara. Obviamente encontré muchas coincidencias, por lo que tratando de no repetir y añadir algo les dejo este pequeño intento de enlistar las cosas que disfruto más…
La belleza tapatía. Definitivamente y en primerísimo lugar, disfruto enormidades la belleza de sus mujeres. Personalmente, y por opiniones de amigos cercanos, puedo afirmar que no hay mujeres como las tapatías, verdad de Dios.
Los tacos de barbacoa. Creo que por todos lados podemos encontrar un puestecillo que venda tan suculento manjar, sin embargo (y con la boca hecha agua) puedo señalar que mis favoritos son los que están a un costado de Tv Azteca en Las Águilas. Sabrosos, crujientes y sin tanta grasa, sin olvidar la deliciosa salsa roja y los chiles güeros que ofrecen al comensal. Incluso puedes pedir una cerveza bien helada por aquello de la cruda.
El Chop. Nada como un sillón acolchonadito del Chop (Av. México 2328) para empezar a relajarse o disfrutar de una buena charla. De comer nada como un
Smoothie de naranja y un panini
Filippo calientito. Buena música y agradables instalaciones (me encanta la casa), desde la terraza un domingo por la mañana hasta el área de no fumar llena de revistas.
La Fuente. Igual que Pillo no puedo dejar de mencionar esta tradicional cantina, que abre a las 9 de la mañana y que cierra tempranísimo, pero que ofrece un ambiente único para degustar una cerveza helada y un platito de cacahuates, mientras escuchamos algunos tangos de los que interpretaba Gardel. Encierra demasiados buenos recuerdos, aparte.
La Estación de Lulio. Esa tranquila, y a veces bulliciosa terraza ubicada en Av. Libertad, ha sido anfitriona de muchas reuniones, pláticas y encuentros afortunados desde hace varios años. Nada como un
Matahambres de Selva Negra, acompañada de sus únicas e incomparables papas. Hasta el Cachalote mesereó ahí un rato… aunque todavía es posible encontrar al buen “Tío” y a Esteban Almeida siempre dispuestos a servirte un Coctel Monterrey (un vaso de agua con hielo).
El Red Pub. Después de navegar muchas noches en busca de sitios agradables, un buen día abrió este bar y lo adoptamos inmediatamente (Bernardo de Balbuena 145). Muchas cervezas se han servido desde entonces y la quietud del principio fue sustituida, en su momento, por filas en la puerta para entrar. Sin embargo el flaco y yo siempre hemos tenido el privilegio de entrar como por nuestra casa por más lleno que esté, además de poder quedarnos dentro una vez que han cerrado, disfrutando de la última cerveza en compañía de los meseros y del buen Alex.
Los lonches de Amparito. Habemos quienes trabajamos en el centro (sí, soy burócrata) y sabemos que una buena opción para comer son esos sápidos (¡zas, con la palabra dominguera!) lonches y su salsita verde picosita acompañados de una Coca Cola bien fría. ¿El secreto para evitar las filas y comer rápido? ¡El servicio a domicilio! Una llamada telefónica y listo…
Sin embargo, también existe una excelente variante que simplemente me encanta:
Acá las tortas. Un puestecito ubicado en el interior de Plaza Terranova Plus (justo a un costado de Plaza Terranova, frente al Banorte) donde preparan unas delicias calientitas… Todas llevan jamón y dos tipos de queso como base, más la combinación de ingredientes que se solicite. Yo en lo particular las pido de lomo canadiense, con champiñones y piña… Puedo añadir que siempre que las recomiendo he quedado muy bien. Dignas de visitarse, lo malo es que cierran a las 4 pm. Si van, pregunten por Jorge, es el dueño y le encanta platicar de las carreras de autos…
El Negro… ¿un hombre? Yo también disfruto horrores los mariscos del “negro camaronero” ahí en Santa Tere (Ignacio Ramírez y Miguel Blanco). Por lo que tendría que transcribir la carta para incluir todo lo que me gusta, pero nada como un
caldo grúa, un
agua de Tlacote y una torta ahogada de camarón con su cebollita morada. Las “tostadas” de Aguachile también son la onda… aunque el tradicional
pozole no se queda atrás.
El arrabal. Disfruto muchísimo las noches de farra en la ciudad, esas que terminan en los lugares menos pensados. Insisto, las cosas espontáneas son siempre las mejores. Hace muchos años, llegué a terminar con Vida y Emigdio (compañeros del Iteso) en el Tecalli, legendario lugar para trasnochadores que cobraba vida después de las 4 am., justo después de haber recorrido otros bares y pasar por el Mónica’s. Nunca salimos de ahí antes de las 7 de la mañana.
Las andanzas más recientes nos han llevado del Bar Calavera hasta el Scratch, ubicado en el Andador Coronilla, donde algunas noches disfrutamos del grupo local
Tren de largo recorrido (reminiscencia de los Doobie Brothers). Incluso la última vez que vino el Cachalote terminamos en un oscuro bar(?), a tan sólo unas cuadras de La Mutualista, que ni nombre tiene pero que no cierra y donde venden cerveza muy barata. Cabe mencionar que poca gente lo conoce y que son muy celosos en permitir la entrada a cualquiera. Nosotros necesitamos “recomendación” la primera vez.
Primer Piso. Excelente lugar para disfrutar de un buen trago y escuchar jazz en vivo. Ubicado atrás del edificio Admnistrativo de la U de G (Pedro Moreno 947), su impecable decoración y ambiente invita a visitarlo seguido. Además existe la posibilidad de disfrutar de un buen hot-dog justo cruzando la calle.
La Matera. Siempre he disfrutado de un buen corte y una copa de tinto en ese lugar (Av. México 2891). Las pastas son ampliamente recomendables, aunque hay que llegar con tiempo o reservar para encontrar lugar.
Galletas de Nata. Hay una panadería viejita y pequeñita (no recuerdo el nombre) que está enfrente del Templo de San Diego de Alcalá (Garibaldi 536), en la mera esquina. Ahí se puede degustar por tan sólo 8 pesos, una deliciosa galleta de nata de un sabor insuperable, de esas que despiertan el egoísmo en nosotros. Lo malo es que a veces se les pasa la mano en el horno y hay que andar escogiendo la menos quemadita. Recomendables ampliamente.
El Candela. Con sus deliciosas pizzas a la leña de
crust muy delgadito y los excelentes vodkas tonic preparados por el buen Gil, este lugar ubicado en el corazón de Zapopan (Javier Mina 83) es uno de mis favoritos para ver morir la tarde y nacer la noche.
Y como esta lista ya se alargó demasiado y cada vez recuerdo más cosas, he de mencionar de pasadita las fiestas del ACNÉ, las fiestas del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, los martinis de La Santa, la Videosala, el pastel de elote de Santa Tere, las tostadas de ceviche del tianguis que se pone los miércoles en Herrera y Cairo, la ciudad de noche… y... y...